El término Industria 4.0, además de estar de moda, también está cambiando la forma en que los negocios operan y, por lo tanto, los entornos en los se ven obligados a competir. Para las empresas esto significa replantearse nuevas formas de diseñar, producir, comunicar y vender los productos.

Ya en el año 2013 la consultora Mckinsey & Co adelantaba que la transformación digital estaba teniendo un impacto mayor en la organización y producción de las empresas de manufactura y en la gestión de la relación con el cliente.

La industria 4.0, que muchos consideran como es la Cuarta Revolución Industrial, abarca barca todo el ciclo de vida del producto y la cadena de suministro, y consiste en la digitalización de los procesos industriales por medio de la interacción de la inteligencia artificial con las máquinas, así como la optimización de recursos enfocada en la creación de efectivas metodologías comerciales.

En este enfoque se hace especial énfasis en la tecnología de las décadas recientes y lo lleva a un nivel totalmente nuevo con la ayuda de la interconectividad a través de la Internet de las Cosas (IoT), el acceso a datos en tiempo real y la introducción de los sistemas ciberfísicos.

En otras palabras: se busca conectar lo físico con lo digital. Esta convergencia entre la automatización de los procesos industriales y las Tecnologías de la Información permiten mejorar las operaciones, reducir costes y mejorar la calidad de los procesos.

Lo anterior a su vez, facilita a los dueños de empresas el controlar y comprender mejor cada aspecto de su operación, permitiéndoles aprovechar datos instantáneos para aumentar la productividad, mejorar los procesos e impulsar el crecimiento.

La Industria 4.0 va a generar nuevos modelos de negocio, nuevos productos y servicios, aumentando la productividad y generando nuevos puestos de trabajo cualificados en la industria. Ante esta transformación, las personas de todos los departamentos de la industria deberán contar con nuevas habilidades y competencias.

Las empresas ya inmersas en la Cuarta Revolución Industrial, que han asumido la digitalización no solo como la incorporación de nuevas tecnologías sino como una nueva filosofía de creación y producción, se están encontrando con un inmenso horizonte de posibilidades que, poco a poco, se van haciendo realidad.